Un emprendedor de Córdoba hizo un video bailando con su producto. 100,000 reproducciones en TikTok.
Se sintió como una estrella de rock.
El resultado: 2 ventas nuevas esa semana.
Mientras tanto, un contador de Rosario publicó un simple tutorial sobre deducciones fiscales. 1,200 visualizaciones. Resultado: 20 consultas nuevas preguntando por sus servicios.
La diferencia brutal:
— El primero entretuvo.
— El segundo educó y resolvió un problema real.
Cuando tu contenido se vuelve viral por ser gracioso, absurdo o polémico, probablemente atraés curiosos, no compradores.
La mayoría de veces la gente que ve algo 'por el meme' está en modo entretenimiento, no en modo compra.
El público equivocado llega a tu perfil
A veces el contenido viral genera audiencias masivas pero irrelevantes. Si sos diseñador gráfico y te hiciste viral por un chiste que nada tiene que ver con diseño, vas a tener miles de seguidores que nunca van a necesitar tus servicios.
Resultado: Seguidores fantasma que inflan tu ego pero no tu cuenta bancaria.
Tu mensaje profesional se pierde en el ruido
Si tu marca es seria pero hacés contenido ridículo para generar engagement, generás confusión. Los clientes potenciales no saben si sos un profesional confiable o un entertainer.
La coherencia de marca se destroza cuando tu contenido viral no tiene conexión alguna con tu propuesta de valor real.
El efecto rebote es inevitable
La gente viene por el show, no por tu expertise. Cuando volvés al contenido 'serio' (el que realmente muestra tu trabajo), el engagement cae al piso. Quedás con una audiencia que espera entretenimiento, no soluciones profesionales.
Las plataformas premian lo que genera engagement rápido: shock, humor, controversia. Pero eso es exactamente lo opuesto a lo que genera confianza comercial
Ejemplos que todos hemos visto:
— Restaurantes haciendo challenges alimentarios ridículos
— Abogados bailando para 'conectar con millennials'
— Arquitectos creando drama falso para generar comentarios
— Tiendas de ropa inventando peleas entre empleados
El problema no es usar estas plataformas.
El problema es confundir viralidad con estrategia comercial.
Si te identificás con 3 o más de los siguientes puntos, tenés un problema
— Tus videos con más views son los que menos tienen que ver con tu trabajo
— La gente te conoce por tu contenido gracioso, no por tu expertise
— Tus seguidores no interactúan cuando publicás sobre tu servicio
— Tenés miles de seguidores pero no generás leads
— Te la pasás pensando '¿qué puedo hacer para que esto se vuelva viral?'
Educá en lugar de entretener (pero hacelo en tu espacio)
Un video de 90 segundos resolviendo un problema común de tu industria vale más que 50 videos virales sin propósito. Pero ese contenido educativo funciona 10 veces mejor cuando lo tenés en tu propia web, donde vos controlás el algoritmo.
En tu sitio web no dependés de que Instagram 'decida' mostrar tu contenido. Cada cliente que llega a tu blog educativo es potencialmente tuyo para siempre.
Usá las redes como anzuelo
Las redes sociales deberían funcionar como una vidriera que direccione tráfico hacia tu verdadero activo digital: tu sitio web.
Ahí es donde realmente convertís visitantes en clientes.
Construí tu base de datos propia
Cada cliente que llega por redes sociales y no capturás su contacto directo, es un cliente que perdés cuando el algoritmo cambie. En tu web podés obtener emails, teléfonos, atributos del cliente y construir una base de datos valiosísima que te pertenece.
Como diseñador y desarrollador front-end, ayudo a profesionales y empresas a independizarse de las plataformas y construir su propia presencia digital donde vos controlás las reglas del juego.
¿Qué incluye?
— Sitio web profesional que posiciona tu expertise
— Blog optimizado para capturar clientes potenciales
— Sistema de contacto directo (sin algoritmos de por medio)
— Integración con herramientas conocidas en Argentina como MercadoPago y WhatsApp